Erika Paz
Restaurante La Cantata
Restaurante La Cantata
A Duaca la llaman la perla del norte del Estado Lara. Es una población, como todas las de esa entidad que destaca por sus iglesias, sus opciones de alojamiento y su gastronomía, que es aquella cargada de historia, de productos extraídos de su propio suelo, que evocan la tierra. De esta forma Harry Rivero comienza su relato al referirse a su pasión por la comida, y acto seguido nombra a su abuela y los ingredientes que le hacen recordarla, todos pertenecen al inventario criollo muy venezolano. Uno muy rico, amplio, cargado de texturas, que podría competir con grandes potencias culinarias como México y Perú, pero que ha sido tímido al mostrarse y poco orgulloso al venderse. Por eso Harry pertenece a esa legión de nuevos cocineros venezolanos que se han dedicado a exaltar los sabores propios, a enaltecer el ají dulce, darle su puesto al plátano, coquetear con el cacao y ponerle ritmo a los platos con el cocuy. Y eso es precisamente lo que se puede encontrar el comensal si visita el Restaurante La Cantata, un espacio donde el el se presenta como su chef y que también rinde honores a uno de los íconos caraqueños: El Cerro Ávila.
Ya llegar a la Cantanta representa una aventura, pues hay que subir al sistema Teleférico Waraira Repano y ascender unos veinte minutos en sus vagones disfrutando de la vista de la capital de Venezuela. Luego, ese clima tan agradable que se siente en la cima y por supuesto la conexión que existe quienes viven en esta ciudad con el Ávila. A esto se le suma la carta minuciosamente elaborada por Rivero y que revela su defensa de los ingredientes y sabores de una tierra que es tan suya como nuestra.
Puede comenzar el viaje por Venezuela sentado en una mesa con unos tequeñitos, esas masitas de harina rellenas de queso tan presentes encada cumpleaños, en cada matrimonio, en cada momento de celebración del venezolano, para después continuar con una versión que el chef hace de las empanadas, preparando su masa con plátano y rellenándola con cazón.
La fiesta en el paladar puede seguir con una ensalada de mango, pimentón, semillas para el adorno. Que habitante de este país no ha comido mango en su vida? Comer esta ensalada le recordará su infancia. El lomo de cerdo con puré de plátano es otra de las opciones gastronómicas de La Cantata, la carne se deshace en la boca de lo suave, pero más allá de eso, volvemos aquí a los orígenes de nuestra comida.
Finaliza el festín con un Juan Sabroso, dulce de los niños venezolanos de siglos pasados que se prepara con batata, coco y papelón. La historia se alborota, el orgullo de lo nuestro se hace presente y se comprueba que una nueva generación, esa a la que pertenece el chef Harry Rivero, nació para honrar esta tierra, cada quien desde su trinchera.
Fotos: Raymar Velásquez (@raymarven)
A call Duaca North Pearl Lara State. It is a population, like all of the entity that stands out for its churches, housing options and gastronomy, which is one steeped in history, the extrados of their own soil, which evoke earth products. Thus begins his account Rivero Harry referring to his passion for food, and immediately appointed his grandmother and ingredients that make you remember, all belong to the very Venezuelan criollo inventory. One very rich, spacious, full of textures that could compete with great culinary powers like Mexico and Peru, but has been timid to show and little proud when sold. So Harry belongs to a legion of new Venezuelan chefs who have dedicated themselves to exalt the flavors, to heighten the sweet aj, give his post to banana, cacao flirt with the pace and put the dishes with cocuy. And that is precisely what the diner can be found by visiting the restaurant La Cantata, a space where the chef comes as and also honors one of the cones caraqueos: El Cerro vila. And get to the cantata is an adventure, because we have to get on the system Telefrico Waraira Repano and climb about twenty minutes in their cars enjoying the view of the capital of Venezuela. Then the weather so nice to sit on the top and of course the connection that exists in this city who live in Vila. To this is added the letter concocted by Rivero and reveals its defense of the ingredients and flavors of a land that is as much his as ours. You can start the trip by Venezuela sitting at a table with a tequeitos, these pastries stuffed flour of cheese as present encada birthday, every marriage, every moment of celebration of Venezuela to after continue a version that the chef makes the empanadas, preparing to mass banana and rellenndola with CaZn. The party can continue on the palate with a salad of mango, paprika, seeds for garnish. Inhabitant of this country that has not eaten handle in your life? Eat this salad will remember his childhood. The pork tenderloin with mashed banana is another gastronomic options Cantata, meat melts in your mouth gentle, but beyond that, we return here to the origins of our food. Festn ends with Juan Tasty, sweet Venezuelan children of past centuries which is prepared with sweet potato, coconut and JAMn. The story is disquieted, our pride in what is present and it is found that a new generation, that to which the chef Harry Rivero, was born to honor this earth, everyone from his trench belongs. Photos: Raymar Velsquez (raymarven)



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